La Dispokinesis es una disciplina creada por y para músicos, que busca responder a muchas de las cuestiones fundamentales que todo músico se ha encontrado en su vida:
- ¿Es inevitable tener dolores de espalda, cuello, brazo…?
- ¿Es mi forma de tocar mi instrumento o cantar la más eficiente, o simplemente sigo lo que me han enseñado aunque me cueste mucho esfuerzo?
- ¿Cómo puedo evitar lesiones (tendinitis, síndrome del túnel carpiano, distonía focal…) o recuperarme de ellas sin temor a que vuelvan?
- ¿Tengo suficiente talento?
- ¿Por qué necesito más horas de estudio que otra persona?
- ¿Por qué tengo tanta inseguridad a pesar de muchos años tocando/cantando?
Por desgracia, en un mundo tan competitivo como el de la música clásica, no es fácil encontrar un espacio seguro en el que compartir estas inquietudes. Y, en la búsqueda de respuestas, uno se va encontrando con muchas opiniones, también de afamados artistas. Pero la mayoría suelen ser observaciones subjetivas muy dispares e incluso contradictorias. La Dispokinesis, creada por un músico y fisioterapeuta, parte de la investigación de la fisiología y la psicología del ser humano, y el funcionamiento físico-acústico de los instrumentos. Desde esa perspectiva, es capaz de dar una respuesta basada en principios bien fundamentados que permite al músico encontrar la libertad de movimiento.
Precisamente la palabra Dispokinesis (de disponer/tener a disposición y de kinesis=movimiento) significa libertad de movimiento, o libre dominio del movimiento. Y esa libertad y dominio del movimiento es diferente para cada persona. No se trata de una técnica o método que intente replicar un mismo patrón en todos por igual. Es un proceso individualizado a través del cual cada persona puede encontrar la manera más natural y eficiente de utilizar su cuerpo (postura y movimiento).
Estos son algunos de los principios en los que se basa la Dispokinesis:
- Cada individuo tiene unas características y cualidades únicas que hay que respetar (en contra de «a mí me funciona así, por lo que a ti también te tiene que funcionar»).
- Se pueden hacer movimientos con igual o parecido resultado (pulsar una cuerda o tecla, hacer vibrar los labios en un instrumento de viento…), pero con mayor o menor esfuerzo/tensión.
- Buscamos la manera que requiera el menor esfuerzo (en contra de «da igual cómo lo hagas, mientras suene bien»).
- Esa eficiencia y ligereza da al músico mayor control, agilidad y seguridad.
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