Soy Moisés Lee, violonchelista coreano-español. Más que una aburrida lista de mis supuestos logros con el violonchelo, me gustaría compartir aquí mi historia de cómo llegué a la Dispokinesis.
El antes
Tenía 27 años, con buenos estudios y éxito en varios concursos internacionales. Ya estaba trabajando en una buena orquesta en Alemania y todos a mi alrededor eran muy optimistas sobre mi carrera musical. Quería dar el salto a alguna orquesta todavía más prestigiosa, por lo que además de los ensayos y conciertos, seguía practicando muchas horas para preparar audiciones.
Estar mucho tiempo con el instrumento no era algo nuevo. Desde los 18 años había practicado entre 6 a 8 horas al día, con temporadas incluso más intensas. De vez en cuando había tenido molestias en las manos, brazos o espalda, pero nada que no se fuese por sí solo con unos días de reposo. Siempre estiraba antes y después de tocar, hacía pausas cada 50 minutos, tenía una buena postura y ninguno de mis afamados profesores advirtió nunca que estuviese haciendo algo que pudiese afectarme a largo plazo.
El problema
El dolor viene de forma progresiva. Una pequeña molestia en el antebrazo izquierdo. Estiramientos, un masaje y un baño caliente, ¡y como nuevo! Pero la molestia vuelve cada vez más a menudo, hasta ser prácticamente permanente. Pero no es un dolor agudo, no será nada grave. Y en el momento de tocar el violonchelo, el dolor desaparece. Por la noche llego a sentir que me están pinchando con agujas heladas, pero a la mañana siguiente ya apenas noto nada. Y así sigo varios meses.
El desenlace fue fulminante. Un día estaba en un ensayo con la orquesta, pocos días antes del estreno de una ópera. Y cada vez que pulsaba una cuerda con un dedo notaba un dolor punzante en el antebrazo. Intento tocar lo más relajado posible, pero no funciona. Después de unos minutos, el dolor es tan insoportable que tengo que irme en medio del ensayo. Esa fue la última vez que toqué el violonchelo en un entorno profesional.
Fui a la clínica de referencia en la ciudad para que me diagnosticaran y trataran. Tendinitis. Antiinflamatorios, reposo y fisioterapia. Tratar los síntomas pero no comprender la causa. La semana de baja se amplía a dos, luego otras dos, luego un mes… Incluso cuando ya llevo semanas sin molestias, si retomo el violonchelo por un minuto o dos, enseguida vuelve el dolor. Los especialistas ya no saben que más hacer.
En ese momento, un amigo violinista me recomienda probar la Dispokinesis, que él mismo podía impartir. Yo era muy escéptico. Ya conocía la Técnica Alexander, que veía de forma positiva, aunque no me había ayudado de forma tangible. Y había oído de muchas otros métodos que me sonaban a esoterismo. Pero era una persona de confianza, por lo que decidí probar.
El reaprendizaje
No fue un proceso corto ni fácil. La Dispokinesis no da ninguna fórmula mágica ni solución instantánea. De hecho, más que darme soluciones, me enseñó a encontrarlas por mí mismo. A través de diferentes ejercicios aprendí a observar las señales que me mandaba mi propio cuerpo y desarrollé mi conciencia corporal (y sigo en ello). Aprendí a cuestionar todo lo que había aprendido hasta entonces en cuanto a técnica instrumental y a deshacerme de formalismos.
Y todo esto, no para aprender una técnica «mejor» que me enseñaba un profesor en particular (cosa que ya había hecho varias veces anteriormente), sino para encontrar yo mismo la manera más natural de utilizar mi cuerpo; usando la lógica, el entendimiento de cómo funcionan el cuerpo y el instrumento, y la experimentación propia.
No solo pude volver a tocar el violonchelo, sino que ahora puedo hacerlo mejor y con menos esfuerzo que antes.
El nuevo propósito
Una manera más natural de utilizar el cuerpo significa menos esfuerzo al tocar el instrumento (o al cantar), más precisión, más agilidad, más confianza y más seguridad. Por desgracia, no es un concepto que se plantee muy a menudo en el mundo de la música clásica. Se valora la efectividad sin considerar la eficiencia; cuando lo cierto es que, si se alcanza la eficiencia, más fácil será conseguir el efecto también.
Por ello, entre 2019 y 2023 realicé el curso de certificación oficial de Dispokinesis, otorgada por la Sociedad para Dispokinesis en Alemania, que me faculta para ayudar a músicos de cualquier instrumento/voz a prevenir y enfrentarse a los diferentes retos y dolencias relacionados con la profesión. Como primer español en tener esta formación, es mi deseo compartir esta novedosa perspectiva con todos los músicos en España.
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